Pliegues digitales. La conexión de los extremos

Pliegues digitales. La conexión de los extremos, es el título elegido para una investigación que propone el espacio artístico como objeto creativo y de reflexión. Se plantea a una visión topológica del espacio, cuya consistencia depende más de la intensidad y la frecuencia con que se relacionan los elementos que lo componen que con su forma o su ubicación geográfica. En el espacio digital, las fronteras dejan de ser límites para convertiste, aplicando deformaciones, conexiones o pliegues, en nuevas posibilidades de composición.

Por otra parte, NUMAcircuit sigue planteando la residencia como un estudio multidisciplinar orientado a resolver un aspecto en concreto: el problema de los limites y las fronteras físicas y conceptuales que determinan el ámbito de acción de los distintos factores que intervienen en una performance. En esta ocasión, habrán elementos sonoros, de imagen proyectada y de movimiento corporal.

Uno de los dúos esta integrado por Simone Marin y Nicolás Hernández, y el otro lo forman Hara Alonso y Blanca Regina. Cada proyecto tratará de generar un espacio acústico y visual identificable y acotado, dentro del cual se programarán y ejecutarán distintas técnicas de intercambio de datos, hasta conseguir tal estadio de interactividad en los procesos que permita crear un tejido digital continuo y dinámico. También se introducirán protocolos de aleatoriedad y técnicas generativas, que darán lugar a complejas y caóticas marañas de luz, color y sonido, y que, de alguna manera, favorecerán el diálogo entre los artistas y la improvisación, y con esto, la transformación de impulsos orgánicos en recursos digitales, donde el artista es a su vez técnico y performer.

El paisaje háptico

Este dúo surge tras una colaboración puntual de ambos artistas en 2015. Simone es artista y técnico visual, muy activo en la escena local y regional de vanguardia. Nicolás Hernández, músico electrónico con un lenguaje muy particular lleno de matices minimalistas y progresivos.

Simone y Nicolás, a partir de la imagen proyectada y el sonido musical proponen un espacio casi táctil. Las imágenes nacen de un microscopio instalado en el brazo de una impresora 3D, que se aproximará a distintas piedras de diversas procedencias. Usando la textura de la superficie de las mismas a modo de paisajes

Centrarán sus esfuerzos en crear diversos tipos de conexiones directas entre el sonido y el tratamiento de las imágenes, para lo que aplicarán sofisticadas programaciones generativas en la relación de los distintos dispositivos, que se comunicarán por medio del protocolo OSC.

Pulsiones digitales

El otro dúo esta integrado por la artista multimedia e improvisadora musical Blanca Regina y la pianista y compositora Hara Alonso. 

El espacio que plantea este proyecto también está marcado por el empleo de elementos tecnológicos como el vídeo mapping y el procesamiento de sonido en tiempo real a través de diversos protocolos y programas, especialmente el MAX/MSP. La investigación común de Hara y Blanca  se articula a partir del movimiento de sus cuerpos que funciona como interface sonora y visual. El vídeo y el sonido es una extensión de sus cuerpos, un controlador, modulador de parámetros y dinámicas, que establece una paleta de mapeos audiovisual-gestural. 

El objetivo de su trabajo será encontrar puntos comunes en sus diferentes lenguajes y la traducción de esos impulsos orgánicos a protocolos digitales. El resultado será una performance marcada por conexiones viscerales e impulsos sintéticos, basada en el diálogos y la improvisación orientada.

Artistas

Blanca Regina
Hara Alonso
Nico Hernández
Simone Marin